Estamos llegando al final de un camino, tengo sentimientos encontrados, verlos crecer y avanzar durante estos cuatro años es reconfortante, pero se van creando lazos afectivos que dificultan soltar las manos para decirles adiós.
Sé que muchos están seguros del camino que emprenderán, sin embargo, hay otros que en sus corazones palpita un mar de incertidumbre…y es natural, dejar para siempre el colegio, no vestir nunca más el uniforme es sinónimo de crecimiento, de tomar decisiones que marcarán sus vidas y en este sentido quiero invitarlos a que cuando emprendan ese nuevo camino, no pierdan de vista la meta que desean alcanzar. Mantengan el corazón, la ilusión y la confianza en que ustedes son capaces de lograr sus sueños y cuando el camino se haga cuesta arriba, cierren los ojos y busquen la fuerza, la fe y la luz que está en su interior, en aquel jardín secreto del que siempre les hablé, no olviden nunca que todas las respuestas están en su interior y cultiven siempre las flores de su jardín, flores que son valores y les mostrarán el sendero por donde avanzar en la aventura de la vida.
Emprendan el vuelo, sin miedo, vienen nuevos desafíos, nuevas metas que lograr y si por alguna razón tropiezan, ese momento será de crecimiento, de madurez y experiencia de vida y no olviden nunca que si necesitan de mí, aquí estaré con los brazos abiertos para abrazarlos otra vez.
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