«Puedes descubrir más de una persona en una hora de juego que en un año de conversación» (Platón)
«Cualquier herramienta, tecnología, técnica o juguete que permita a la gente mejorar la forma en que juegan en serio con la incertidumbre, garantiza que mejore la calidad de la innovación» (Michael Schrage, ‘Serious Play’)
Por Lucio Margulis y Javier Martínez Aldanondo
La vida no es sueño, como decía Calderón de
Cualquiera que haya practicado algún deporte de manera medianamente seria sabe que jugando se aprenden gran cantidad de habilidades imprescindibles en el ámbito laboral y personal que, sin embargo, la educación formal olvida sistemáticamente. Tomemos el baloncesto, ahora que está tan de moda. Jugando a baloncesto es imposible no aprender a trabajar en equipo, a comunicarse, a tomar decisiones, a liderar, a resolver problemas, a improvisar, a superar la frustración, a respetar las reglas... ¿En qué colegio o universidad se pueden aprender esas habilidades tan preciadas? Además, cuando estás jugando, tu inconsciente, tu parte menos racional aflora con fuerza y toma las riendas de tus acciones, y te muestras como realmente eres.
El juego reúne algunas de las características más importantes para aprender: lo primero es que apela a la motivación de las personas; lo segundo es que aprendes haciendo, nadie puede jugar por ti sino que es una experiencia personal e intransferible; y lo tercero es que el error es parte consustancial del juego, y saber convivir y aprender de él resulta crítico. Por si fuese poco, el juego es innovador, es lúdico, promueve la creatividad, facilita la comunicación espontánea, es una dinámica positiva, es eminentemente colaborativo, genera compromiso, todos participan, entrega espacios de libertad, es democrático (nadie tiene privilegios sobre los demás) y jugando podemos simular y anticipar la realidad antes de que ocurra.
Por otra parte, las organizaciones dependen de lo que hacen hoy las personas que trabajan en ellas (conocimiento) y lo que serán capaces de hacer en el futuro (aprendizaje). La mayor parte de los problemas en una empresa ocurren porque las personas no hacen lo que deberían hacer, y esto sucede porque no tienen el conocimiento necesario. Para generar y tener conocimiento, es imprescindible aprender: la habilidad clave en la sociedad del conocimiento es el aprendizaje.
La habilidad clave en la sociedad del conocimiento es el aprendizaje.
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